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miércoles, 20 de octubre de 2010

DEFINICION DE BALISTICA

Es aquella ciencia que se encarga de estudiar las armas de fuego, la dirección y el alcance los alcances los proyectiles que disparan así como los efectos que producen.
La balística forense comprende el análisis de las armas de fuego, así como lo demás factores que contribuyen a producir el disparo

Características

El corpus de estudio de la balística se centra en el estudio de las fuerzas, trayectorias, rotaciones y comportamientos diversos de los proyectiles en diferentes ambientes de empleo, además de la forma del proyectil, sustancias, temperaturas, presiones gaseosas, etc., situaciones que suceden en las diferentes fases del disparo, desplazamiento del proyectil a lo largo del ánima y salida al exterior, trayectoria e impacto. El estudio de la balística centrado en las armas de fuego es parte de los estudios forense
_Esta disciplina se divide fundamentalmente en tres partes:
Balística interior: La balística interior se ocupa de la temperatura, el volumen y la presión de los gases producidos por la combustión de la carga propulsora en el cañón; tiene también que ver con el efecto de la expansión de esos gases sobre el cañón, la cureña y el proyectil. Algunos de los elementos críticos implicados en el estudio de la balística interior son la relación entre el peso de la carga y el peso del proyectil, la medida del calibre, el tamaño, forma y densidad óptimos de los granos de carga propulsora para los diferentes cañones, y los problemas conexos de máxima y mínima presión en la boca del arma. El ingeniero británico Benjamín Robins llevó a cabo muchos experimentos de balística interior; sus resultados justifican que se le considere el padre de la artillería moderna. Los experimentos modernos confirmaron la mayoría de las conclusiones de Robins, pero pusieron en duda sus conclusiones respecto al máximo de la temperatura y presión. Más tarde, en el siglo XVIII, el físico angloamericano Benjamín Thompson realizó el primer intento de medir la presión generada por la pólvora; el resultado de sus experimentos constituye la mayor contribución a la balística interior realizada hasta entonces.
Hacia 1760, los estudiosos franceses de balística determinaron la relación entre la velocidad en la boca del arma y la longitud del cañón, midiendo la velocidad de una bala de mosquete y cortando una porción del cañón antes de medir la velocidad en el siguiente disparo. Utilizando los resultados de estos experimentos junto con los avances en química y termodinámica, los expertos en balística pudieron desarrollar fórmulas que acreditaron la relación entre la velocidad en la boca del arma y la forma del proyectil, el peso, tipo y tamaño de grano de la carga de pólvora, la presión y temperatura en el cañón, el tamaño de la cámara de la pólvora y la longitud del cañón.
Balística exterior: En balística exterior, la forma, el calibre, el peso, las velocidades iníciales, la rotación, la resistencia del aire y la gravedad constituyen los elementos que inciden en la trayectoria de un proyectil desde el momento en que abandona el cañón hasta que alcanza el blanco.
Hasta la mitad del siglo XVI se creyó que las balas se movían en línea recta desde el cañón hasta el blanco y que las bombas disparadas por morteros describían una trayectoria compuesta por dos líneas rectas unidas por un arco de círculo. El matemático italiano Niccolò Tartaglia arguyó, en un tratado sobre cañones, que ninguna porción de la trayectoria de un proyectil podía ser una línea recta, y que cuanto mayor fuera la velocidad del proyectil, más tensa sería su trayectoria. Tartaglia inventó el cuadrante de cañones utilizado para determinar la elevación de la boca de fuego. Galileo demostró que, en el vacío, un proyectil describe un arco parabólico. La descripción de la ley de la gravedad por Isaac Newton aclaró la causa del movimiento curvilíneo de los proyectiles. Mediante el uso del cálculo, Newton determinó la cantidad de movimiento transferida del proyectil a las partículas de aire en reposo; este método de calcular la resistencia del aire se ha visto superado por el uso de tablas, derivadas de disparos experimentales.
Para determinar la velocidad del proyectil una vez abandonado el cañón se utilizan dos métodos: uno mide la cantidad del movimiento del proyectil, el otro calcula el tiempo requerido para que el proyectil cubra una distancia concreta. El primer método es el más antiguo y se utilizó mientras los cañones y proyectiles fueron pequeños, las velocidades bajas y los alcances cortos, con lo que sus resultados eran lo bastante precisos para la mayoría de los propósitos prácticos. El péndulo balístico y el péndulo de cañón se utilizaron para medir la cantidad de movimiento del proyectil, pero tales mecanismos se sustituyeron por máquinas más baratas y seguras que trabajan sobre los principios del segundo método.
El péndulo balístico fue desarrollado hacia 1743 por Robins, quien fue el primero en afrontar una serie sistemática de experimentos para determinar la velocidad de los proyectiles. El principio del péndulo balístico, así como el del péndulo de cañón desarrollado por Thompson, radica en la transferencia de la cantidad de movimiento de un proyectil con masa pequeña y alta velocidad, a una masa grande con una velocidad resultante baja.
El péndulo balístico consiste en una enorme plancha de hierro a la que se emperna un bloque de madera para recibir el impacto del proyectil; el péndulo se suspendía de un eje horizontal. Al ser golpeado por el proyectil, el bloque retrocedía en un cierto arco que podía ser medido con facilidad. Conociendo el arco de retroceso y las masas de proyectil y del péndulo, podía calcularse la velocidad del proyectil. El péndulo balístico tan sólo soportaba el impacto de balas de mosquete; sin embargo, Robins realizó importantes progresos en la ciencia de los cañones al determinar las relaciones que habían de darse entre el calibre, la longitud del cañón y la carga de energía.
Gracias al segundo método, la velocidad del proyectil se determina midiendo el tiempo que tarda en recorrer una longitud conocida de su trayectoria; para este propósito se han diseñado numerosas máquinas. En 1840 el físico británico sir Charles Wheatstone sugirió el uso de la electricidad para medir pequeños intervalos de tiempo. Esta sugerencia condujo al desarrollo del cronógrafo, un mecanismo que registraba por medios eléctricos el tiempo que necesitaba un proyectil para pasar entre dos pantallas de alambre fino.
Las fórmulas y tablas para balística exterior de cada nuevo tipo de cañón son más o menos empíricas y deben comprobarse mediante experimentos reales, antes de que se puedan calibrar con precisión los mecanismos de puntería.

Balística de efectos: La balística de efectos estudia los fenómenos que se suceden desde que el proyectil impacta el blanco hasta que se detiene. A ella le conciernen pues, la penetración y deformación del proyectil.

Esta parte de la balística, aplicada a las armas ligeras portátiles desde el punto de vista militar, tiene poca importancia, pues por convenios internacionales no está permitido más que un solo tipo de proyectil, con una organización perfectamente definida: núcleo de plomo y envuelto, cerrado, y continuo en la punta, de hierro o latón. Con él no se pretende necesariamente matar, si no causar bajas al enemigo.

En caza el problema es otro. Se busca, por encima de todo, cobrar la pieza proporcionándole una muerte rápida y digna. Por ello se utilizan proyectiles especiales deformables que, por medio de una penetración y expansión controladas aseguran la transferencia de gran parte de la energía que tiene el proyectil.

El efecto hidráulico que se produce con el impacto de un proyectil en un medio parcial o totalmente fluido también es objeto de estudio por esta parte de la balística. Su aplicación e importancia quedan patentes en la tendencia actual de los ejércitos de casi todo el mundo, al adoptar, como reglamentarios, cartuchos de muy pequeño calibre animados de altas velocidades, basando su eficacia en la consecuencia de dicho efecto.

La penetración de un proyectil y el mantenimiento de su trayectoria con un mínimo de desviaciones, en determinados casos, tiene una gran importancia. En el ámbito policial y
militar, para alcanzar partes importantes del motor de un vehículo, mutilizándolo.
Como contrapartida, se desarrollan corazas y blindajes capaces de anular la capacidad de penetración de estos proyectiles perforadores. La caza de los grandes paquidermos, también exige proyectiles concebidos específicamente para horadar pieles duras y grandes masas óseas alcanzando órganos vitales.

Para parar la carga de un búfalo o elefante se necesitan proyectiles perfectamente estudiados para brindar la seguridad imprescindible del cazador. Para la selección de estos proyectiles perforadores cuenta decisivamente el perfil, la velocidad de impacto, la calidad de los materiales con que están fabricados, así como su proceso de fabricación. Todo ello es objeto de estudio por parte de la balística terminal.

Los últimos avances que se han conseguido en la invención a aplicación de nuevos materiales anti balísticos se deben fundamentalmente a un estudio profundo de la balística terminal. Son muestra palpable los chalecos antibalas de protección personal que hoy ofrecen todas las firmas comerciales especializadas en seguridad y prevención.

Por parte de los fabricantes de munición deportiva, se viene haciendo un importante esfuerzo para dotar a sus cartuchos de mejores y más eficaces proyectiles no sólo desde el punto de vista de la balística de exterior, sino también para que, una vez alcanzado el blanco, produzcan en él los efectos expansivos que la caza mayor requiere.

Especial importancia se viene dando a la forma de unir la envuelta de latón con el núcleo de plomo para que en el impacto no se separen.

Tradicionalmente se venía haciendo por simple presión de la prensa que forraba la punta del proyectil, dejando al descubierto una pequeña porción de plomo en esa parte. Los resultados que se obtenían eran erráticos y dependían de muchos factores. Para uniformizar los resultados y asegurar una expansión satisfactoria se ha desarrollado una técnica para ensamblar los componentes en caliente que proporciona una unión consistente, por lo que la separación de camisa y núcleo sr se produce en mucho menor porcentaje.

Otros fabricantes, con el mismo fin, siguen otros caminos, como hacer unas entalladuras en la envuelta que retenga parte del núcleo. Algunos colocan en el interior del proyectil dos porciones de plomo de dista dureza, y un sin fin de solución más o menos acertadas, pero todas tendientes a mejorar la balística ter minal de su munición.

La balística de efectos tiene una especial importancia en las amas cortas de defensa con las que se tiende no sólo impactar en el atacante, si no anular su capacidad ofensiva para evitar la consumación de agresión.

La relativamente reciente incorporación de proyectiles expansivos a la munición de arma corta es buena prueba de ello.
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Se ve pues que la ignorada y desconocida balística terminal tiene la misma trascendencia que las otras dos, y sobre ella se realizan experimentos con todo el rigor e intensidad que en el resto de la ciencia balística, aunque en la actualidad se encuentre algo rezagada.


Balística forense

En el campo de la ciencia forense existe la denominación de balística forense como aquella ciencia que analiza las armas de fuego empleadas en los crímenes. Suele abarcar el estudio y análisis de los proyectiles y de los impactos determinando el calibre del arma disparada; También se preocupa de determinar la correspondencia entre proyectiles o vainas (cascos o casquillos) halladas en el sitio del suceso con algún arma hallada en poder de un sospechoso o en el lugar mismo del hecho delictivo; asimismo, verifica la presencia de residuos de pólvora sobre el blanco, con el objeto de obtener una aproximación de la distancia a la que fue realizado el disparo. Los rifles aparecieron en el siglo XV permitiendo mayor precisión y nuevos efectos, debido a la rotación impartida en el ánima (parte interior estriada del cañón) impartiendo al proyectil una rotación que incrementa la precisión y el alcance. Los proyectiles disparados por los rifles tenían debido a estas estrías interiores del cañón unas huellas distintivas que permitían averiguar la identidad (o al menos el arma) disparada, debido en gran parte a los estrías o surcos mostrados en el proyectil tras su disparo, dando esa huella de identidad distintiva.
La primera evidencia de uso de la ciencia forense aplicada a la balística fue aplicada en Inglaterra en el año 1835 cuando las únicas pruebas de identificación de un asesinato fueron las marcas en el proyectil encontrado dentro del cuerpo de la víctima. Cuando se confrontó la evidencia con el sospechoso, éste confesó. El primer juez que tomó en cuenta las pruebas forenses que mostraban los estudios balísticos, ocurrió en 1902, cuando se pretendía demostrar que un arma podía ser asignada a la relación posible de pertenencia de un sospechoso de posible asesinato. El experto del caso, Oliver Wendell Holmes, había leído algo sobre identificación balísticas, y por aquel entonces ya se empezó a estudiar el proyectil mediante el empleo de una lente.



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